Futuro sin Cables

Al escuchar el concepto de "Energía eléctrica inalámbrica", lo más probable es que la mayoría de la gente piense en pilas, baterías o los más ingeniosos imaginen algo similar a las redes inalámbricas Wi-Fi. Sin embargo, esta idea tiene su origen en la primera mitad del siglo XX, gracias a la creatividad del inventor y físico croata, Nikola Tesla.

Tesla nació en 1856 en Smiljan y a lo largo de su vida desarrolló muchos aparatos como la radio y la bobina Tesla. Pero lo que quizá sería el invento que más revolucionaría la sociedad, contradictoriamente, es uno de los que menos se conoce. Pero hoy su nombre vuelve a sonar con fuerza. Se trata nada más y nada menos que de la transmisión sin cables de energía eléctrica. Pero, ¿Es esto realmente posible? ¿No se trata del delirio de un "científico loco"? O aún más importante: si es posible, ¿Por qué no se ha implementado todavía?

Wardenclyffe: El primer intento

La idea inicial de Nikola Tesla consistía en proveer de energía eléctrica a nivel mundial, por medio de una torre que además transmitiría señales de radio e imágenes. Esta construcción se llamó la Torre Wardenclyffe, medía 57 metros de alto y tenía un diámetro de 20,7 metros. Comenzó ganando financiamiento de parte del banquero John Morgan, el cual estaba convencido de que sólo estaba compitiendo contra Marconi por ver quién lograba emitir la primera señal de radio trasatlántica. Mas cuando Morgan se enteró de que Tesla era potencialmente capaz de entregar energía de forma gratuita, no vio que ello le reportara beneficio económico alguno y retiró su apoyo.



Si bien la Torre Wardenclyffe nunca llegó a ser formalmente operativa, Tesla consiguió ponerla en marcha en reiteradas ocasiones con éxito. El principio tras esta iniciativa era inducir un campo eléctrico en la ionósfera, a una frecuencia determinada, para que fuera inofensivo para la vida.

Teoría Inalámbrica


En la actualidad la idea consiste básicamente en crear un campo magnético entre dos “antenas” (resonadores que vibran con el campo magnético creado por la electricidad) hechas de bobinas de cobre. La primera bobina es conectada a la fuente (que serían los iones presentes en la ionósfera, de acuerdo a la idea original de Tesla) y se debe colocar a una determinada frecuencia (en MHz) mientras la otra, conectada a lo que se quiera hacer funcionar (por ejemplo una ampolleta), se pone a la misma frecuencia. Esto produce una corriente eléctrica formada por el campo magnético creado por la primera bobina. Así la energía puede pasar, como a través de un túnel, de un objeto al otro.

Se han llevado a cabo numerosos experimentos para comprobar la efectividad de este método de transmisión de la energía eléctrica. Los ingenieros del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets), han podido encender una ampolleta de 60 W a dos metros de distancia de su fuente de energía (proyecto al cual le han llamado WiTricity). Por otro lado, el japonés Nagano Japan Radio, si bien ha tenido éxito en sus experimentos, no han podido llegar más allá los 50 centímetros de distancia.


A este paso, quizás en un futuro no muy lejano podremos gozar de energía inalámbrica para todos.

Cortando Los Cables

Hemos visto los fundamentos teóricos, pero aún falta mucho trecho para la utopía soñada por Nikola Tesla. Aún así, si se implementara, en poco tiempo se verían muchos beneficios:



En primer lugar, eliminaremos los adaptadores y los cables de alimentación, debido a que se podrán mantener diversos dispositivos simultáneamente. Se eliminarán en gran medida las baterías, lo que traerá un impacto medioambiental positivo, ahorrando también la energía que gastan las baterías. Ya no habrá problema con los transformadores, pues se podrán cargar dispositivos que requieran diferentes voltajes. Al implementar el sistema a gran escala, desaparecerá el tendido eléctrico en las ciudades y las torres de alta tensión.

Y nuestro país...

Actualmente, el nivel de desarrollo que ha alcanzado el concepto de la transmisión de energía eléctrica de forma inalámbrica no permite aún su implementación a gran escala. Por lo demás, Chile no es un país industrializado capaz de ubicarse como pionero en este tipo de avances. Sin embargo, es posible que en un futuro, esta realidad se lleve a cabo.

Para comenzar, creemos que debería implementarse en el sur de Chile, por razones de accesibilidad: el gran porcentaje de terrenos inhóspitos y la segregación de las islas limitan la conectividad para la gente que vive en el sur. Se debe tener en cuenta además, el impacto medioambiental que produce la construcción de torres de alta tensión para el cableado eléctrico. A nuestro parecer, los sectores con menos accesibilidad deberían ser los primeros en ser beneficiados por sistemas como éste. 

Posteriormente, la idea sería que se extendiera a todo Chile, ubicándose en núcleos a lo largo del país. Debemos considerar que para cuando Chile logre adoptar este tipo de tecnología, lo más probable es que países industrializados como EEUU y China ya la hayan adquirido, por lo que, dependiendo del radio que logren alcanzar las torres de transmisión, sería posible que estos núcleos sean compartidos con países fronterizos. No debemos olvidar la idea primigenia de Tesla era proveer de energía a nivel mundial.

Sin embargo, otro punto importante a considerar es la economía cuprífera de nuestro país. Existiría la posibilidad de que las exportaciones de cobre disminuyan, pues la cantidad de este mineral utilizado para hacer cables de tendido eléctrico ya no sería la misma, pero no podemos dejar de tener en mente que en las bobinas y todas las nuevas instalaciones, el metal conductor será imprescindible y que es posible que con una masificación de la energía eléctrica, la venta de aparatos electrónicos alcance dimensiones insospechadas. Aún así, sólo podemos especular.
 

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